Hoy más que nunca resulta complicado para la mujer encontrar armonía entre relación de pareja, maternidad y un desarrollo profesional en acenso. Ha sido la pregunta sin resolver desde ya varias décadas atrás, ¿Cómo equilibrar mi tiempo entre el trabajo y mis labores como mamá? Pues mi hijo o hija, es quien siente mi ausencia principalmente.
Uno de los primeros errores que cometemos las mujeres al estar en camino ascendente en lo laboral y llega (planeado o no) una nueva vida y responsabilidad a nuestras manos, es creer que todo puede continuar igual a como lo veníamos haciendo anteriormente,

y es que por más que planeemos o tengamos todo bajo control (al menos en nuestra mente) eso no quiere decir, que todo está garantizado. Nos enfrentamos a nuevos sentimientos y emociones que no teníamos planeados, como la separación (mamá – bebé) cuando se acaban los días de asueto y se tiene que regresar a trabajar, nos enfrentamos a nuevos retos, como las enfermedades, depresión postparto, o cualquier vicisitud con nuestro hijo o hija.
Aquí cuatro consejos para encontrar el equilibrio:
- Lo primero que te puedo recomendar es tratar de tener Apertura a la experiencia: entender que todo cambia, aceptar que el ritmo que llevabas de trabajo ya no será el mismo, y que eso no significa que tengas que renunciar o abandonar los proyectos que tenías trabajados. Por el contrario, la maternidad es un alto en la vida que te puede llevar a la experiencia de la superación de tu persona, si estas dispuesta a entender esta paradoja, Alto en la vida – experiencia de superación. Pues, aunque no lo creas, a través de la experiencia materna, es que te vuelves más resiliente, creativa, eficaz, etc. y eso te da herramientas y una nueva visión hacia las problemáticas de tu empresa y/o de tu área laboral.
- La toma de tus responsabilidades, y más que entender responsabilidad como sinónimo de deber, donde ésta última va relacionada a una conciencia autoritaria, a una disposición de seguir las ordenes de alguien más, donde si no actúas como se debe ser o producir lo que se debe hacer, entonces tendrás alguna consecuencia no muy agradable en tu entorno. Es más bien, entender responsabilidad como la voz de tu conciencia, tener esta disposición a escuchar las necesidades que surgen de ti y de las personas que te rodean, y con libertad generar lo que te toca por amor al otro, ya sea en el ámbito familiar, laboral o de sociedad en general.
- Flexibilidad ante tu tiempo, tus decisiones, tus pensamientos: lo opuesto a flexible es la rigidez o perfeccionismo que en ocasiones nos limita la mirada y no nos deja aceptar cambios y/o permitir el crecimiento tanto en mí como en el otro. Muchas de las veces andamos por la vida con este juez implacable dentro, que no nos permite la alternativa y flexibilidad de poder encontrar respuestas de manera diferente. Lo anterior te ciega ante las diferentes alternativas y escenarios que puedes optar para una mayor tranquilidad y congruencia entre tu desarrollo profesional y tu maternaje.
- Cultivar, conocer y mejorar tu interior. Los puntos anteriores no pueden ser posibles si antes de cualquier otra cosa, no pones tu mirada en ti. Y me refiero a que tú como mujer, como persona, como ser humano que eres, necesitas satisfacer facultades como la alegría, la razón, la ternura, el amor, que, si no las encuentras y fortaleces primero en ti, no podrás donarte a nadie, no puedes dar vida (ni para ti, ni para tu hijo o hija, ni en lo laboral) El conocimiento y crecimiento de tu interior, lo puedes ejercitar a través del silencio, de la tranquilidad, del encuentro contigo misma, pero si hasta este punto me contestas que no tienes tiempo, que es imposible, que no se puede… muy probablemente tu situación personal, familiar y/o laboral, se te está saliendo de las manos, trata de analizar ¿Qué pudiera estar faltando?…
Practica lo anterior y cuéntame que tal te va, me gusta saber de ti. En fin, espero que estos puntos sean de mucha utilidad y reflexión.